En los últimos meses, sino es que ya años, me es cada vez más frecuente encontrar noticias de escándalos de organizaciones públicas o privadas. Me imagino que sólo con mencionar esto viene a tu mente el escándalo de Volkswagen, los audios de corrupción de OHL en México o tal vez la famosa Casa Blanca de EPN. Al ver este tipo de hechos de una manera aislada , vemos como responsables a personas corruptas, personas sin ningún tipo de ética que solo ven por ellos mismos y son capaces de cometer cualquier tipo de fraude o de decir cualquier mentira al público para «salirse con la suya» y llevarse una tajada del dinero del pueblo que contribuye con sus impuestos o en el caso de una industria, de un inversionista que apuesta por esa empresa. La verdad es que si, ese tipo de personas embonan totalmente con esa descripción, el verdadero problema es por qué este comportamiento es permitido.
Mi opinión es que esta conducta se ha vuelto una ley en las empresas y gobiernos actuales debido a que el menor signo de debilidad es visto como una mala opción para el inversionista que se guía solo por una noticia o que espera que las cosas siempre salgan bien o de lo contrario venderá sus acciones. Vivimos en una época en la que se les exige a las empresas ganancias a cualquier costo, sin importar sobre quien tengan que pasar, que haya que destruir y sin importar lo que haya que maquillar. Todo esto genera un círculo vicioso que ha terminado con la confianza de todos, donde siempre se desconfía del otro, de la competencia, de la gente dentro de la misma organización.
Dentro de esta cultura del engaño, se obtienen resultados aún peores, ya que los problemas o los escándalos en vez de disminuir, van en aumento y como siempre salen a la luz y con consecuencias mayores.
Pienso que este 2016 tiene muchos retos, ya que se ven nubes negras en el horizonte debido a la acumulación de mentiras desde crisis y devaluaciones pasadas, que nos hicieron “medio creer” que todo estaba resuelto.
¿Realmente necesitamos una nueva crisis mundial para que la realidad salga a flote? o ¿Podemos revertir esa cultura en nuestra sociedad?
Imagenes: El economista, ACI prensa